Conmigo la negra bendita de siempre
y
ambos dos frente a frente, a la mesa, al mar.
Viento
que me arenas la cara
verde
claro, verde oscuro, azul Bolívar, cuna mar
olor
a vida, sabor animal,
a madre otoñal.
Esa
pequeña ola marrón lavó tu última caricia
y
me desató el hambre…
Y
el muelle viejo a la espera del último botepaseandero
como
yo de la última manzana vespertina
como
la fauna marina del juicio final.
Y
escucho al gato caminar
a
las ninfas vecinas amar
a las tetas de la señora dar de lactar.
Benditos
órganos,
maldita manía de desear.
©LevAlberto/ene2015