viernes, 5 de enero de 2024

¿El 2023 fue bueno para ti?

O te la hacen o uno siempre se auto pregunta al final de cada año o al comienzo del siguiente. Para extender la conversa, para comparase con el otro o consigo mismo o por la razón que fuere.

Para mí, como lector, fue bueno. Por segundo año consecutivo, alcancé a leer 7 libros, no uno cada 2 meses necesariamente, porque algunos los devoré en pocas semanas o días -como Un buen taxista es difícil de encontrar (Aarón Alva) y Trem-bala (Martha Medeiros)- y porque otros llevaron más tiempo por diferentes razones, sea porque se interpuso mucha carga de trabajo o periodos en que preferí ver series o películas o, seamos sinceros, una mayúscula desidia.

Lo concreto es que completé la lista con Aromas (Philippe Claudel), Delirio (Laura Restrepo) -éste me voló la cabeza, tanto por la historia como por la técnica de narración-, Martes con mi viejo profesor (Mitch Albom), Maridos (Ángeles Mastretta) -una de mis autoras favoritas- y El velo del miedo (Samia Shariff), que me cautivó más por la descripción de las abominables violaciones de derechos que sufren las mujeres bajo el integrismo musulmán que por la historia en sí.

Entre uno y otro también leí artículos sobre mi trabajo como profesor, blogs y escritos de amigos, un comic de La metamorfosis, algunos chistecillos y las ineludibles y nefastas noticias del acontecer diario, como diría el rey de los huachafos. En la primera mitad del año, fui invitado a ser juez en un concurso. Leer cuarenta y cuatro cuentos no fue una tarea, sino una distracción, un placer, una huida obligada de este mundo. Y un gran aprendizaje. Deberían invitarme todos los años.

Por tener más de 800 páginas, aún sigo leyendo desde el año pasado un libro delicioso de ensayos y crónicas de Mariana Enríquez -otra autora que idolatro-, El otro lado. También quedó pendiente el clásico Madame Bovary, del que leí unas ochenta y tantas páginas y lo dejé no sé por qué, porque me gustaba la novela. Fue un artículo en internet sobre el bovarismo y su relación con las actuales redes sociales lo que me llevó a comprarlo y comenzar a leerlo. Ahora que lo pienso mientras escribo, una posible explicación podría ser que me atacó una insatisfacción talvez climática -el frio y la humedad de Lima- o psicológica -los astros míos no estaban bien alineaos, chico- o conyugal, como le sucedió a la propia Emma.

Creo que no olvido ninguno. Pasemos a la música.

Fue bueno, también. Pudo ser mejor, pero tenía otros horarios laborales que respetar. Aun así, fue mejor que el 2022 porque se reanudó la actividad con uno de mis grupos, que llevaba una sequía prolongada, y porque se concretó un proyecto que nos llevó, con otro grupo, a tener tocadas mensuales que se prolongarán por los próximos dos años.

Tocar batería es una de mis pasiones y actividades favoritas. Nada se compara a darle duro a unos tambores y que la gente se divierta. Nada se compara a la complicidad entre músicos que se revela en cada canción. Nada se compara a lavar la camisa sudada al día siguiente del show. Además, tiene la particularidad de hacerme bien al espíritu, al ego, a la salud y un poco al bolsillo.

¿Y la escritura?

Debió ser mejor. Escribí poco, dos textos en mi blog, dos en LinkedIn y también un par de capítulos de la segunda novela que comencé A.P., antes de la pandemia. Lo bueno fue que me senté y escribí, saliera lo que saliera, sin rascarme la cabeza ni perder tiempo, editando después, como debe hacerse. Tal como estoy escribiendo éste.

Finalmente, como profesor, una de mis mayores satisfacciones del 23 fue volver a dictar el taller de escritores y descubrir -o mejor dicho, constatar- entre mis alumnos y no alumnos, cuanta calidad literaria hay entre nosotros. Y siempre será una alegría y un privilegio poder contribuir al crecimiento personal y profesional de mis alumnos, viendo cada semestre cómo perfilan su vida y sus sueños.

Gracias por el 2023.

¡Quiero un 2024 mejor, mucho mejor!

¡Sea!

(c) LevAlbertoVidal/enero2024

 Originalmente publicado en https://www.linkedin.com/pulse/el-2023-fue-bueno-para-ti-lev-alberto-vidal-tkg3e

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