domingo, 23 de febrero de 2025

"CUARTO SIN LLAVE": LA HISTORIA

El pasado jueves 20 de febrero del 2025 presenté al público mi primer poemario "Cuarto sin llave", en el Instituto Guimaraes Rosa-Lima.

Lo escribí en mis dos idiomas maternos, español y portugués: 15 en el primero, 3 en el segundo y 1 en ambos. Me resulta natural escribir algunas cosas en un idioma y otras en el otro. Algunas palabras y decires en un idioma tienen una fuerza, una carga, una dimensión que en el otro se disgrega, se adormece, queda desapercibida.

Escribo poesia -o es un intento o algo que se le parece, por eso digo que no me considero poeta- desde 1980, cuando era un adolescente, en un cuadernito que hoy se cae a pedazos y que conservo por puro filin, porque ya todo lo que escribí en él lo archivé en mi disco duro.

La historia de este poemario comienza justo ahi, en el cuadernito que se cae a pedazos, y sigue cuando lo redescubro, hace pocos años, y vuelvo a leer esos escritos -hay poemitas, pensamientos cotidianos, letras de canciones que empecé a escribir, siempre en español o en portugués- y me digo que lo que ahi está escrito no puede quedar sólo ahi escrito y que debo darle luz, porque eran cosas importantes que, entonces, me rondaban la cabeza, como cuento en la contraportada del poemario, y que se juntaron o encontraron -casi puedo decir que se citaron- con otras cosas que venia escribiendo y almacenando en el disco duro más o menos desde el año 2000.

Ya para el 2018 creo, había abierto mi blog @bastaríaMirarte y en él venia posteando algunos de esos textos junto con algunos textos breves fruto de talleres de escritura creativa en los que participé. O sea, ya había perdido el miedo o la vergüenza de que se leyeran mis escritos, que creo que fueron las razones para mantenerlos encaletados tanto tiempo. 

El 2024 participé en varios recitales poéticos y leer en público mis textos y recibir algunos elogios o simples palabras animosas contribuyó a que decidiera publicarlos, aunque fuese una aventura propia -como resultó siendo- porque ya estaba seguro de que no hacerlo sería una auto injusticia, un atentado contra mi propia producción intelectual, contra mi ser más íntimo, contra mis deseos.

Volviendo al poemario, digo que "escribo en dos idiomas, que a veces confundo, que a veces transgredo a propósito. Será porque habito dos mundos, uno que confundo y otro que transgredo."

A veces escribo la palabra familia en español con acento en "mi", luego me doy cuenta de que así es en portugués. O al hablar, digo "ainda" cuando debo decir "aunque", por ejemplo. Y transgredo en el sentido de inventar palabras que, talvez, escapan al tecnicismo de la norma o que ésta no aceptaría, pero que a mí me sirven para decir lo que quiero, con la intensidad o significado que quiero. Dos ejemplos: botepaseandero (quiero llamar así a la persona que sube a un bote de alquiler para pasear por un determinado lugar, talvez alguien que siempre repite la experiencia cada vez que llega a ese lugar) o la paisaje (¿por qué no puedo darle un carácter femenino al paisaje por donde anda mi personaje de manera que se deje cautivar hasta perderse en él -ella-?). Es la libertad del escritor, del pintor, del músico, de quien osa, de quien quiere trascender.

Ahora le toca al poemario seguir escribiendo su propia historia, andar por caminos talvez insospechados y dejar su propia huella en el mundo. 

Yo la recogeré en unos años. 

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